Ayer, noche portentosa,
notas envolventes y
buena compañía,
Bossa Nova con su suave compás,
como si de un susurro al oído se tratara.
Blues con su excelsa tristeza e
hipnotizante nostalgia.
Y el Jazz tan dulce que seduce,
innegable mi afecto hacia el saxofón
y a un saxofonista de por ahí…
¡Lo demás también estuvo grandioso!
¿Qué pasó después? Esa es otra historia…
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario